miércoles, 16 de febrero de 2011

TEORIA PSICOSEXUAL

CONFIANZA BÁSICA VERSUS DESCONFIANZA
(8-18 Meses):
Constituye la primera fase entre el nacimiento y los 18 meses aproximadamente. En ella se fundamenta todo el desarrollo posterior. La palabra confianza tiene varios sinónimos, familiaridad, seguridad, certidumbre, aplomo, entusiasmo protección.
La primera demostración de confianza  social en el recién nacido la constituye la facilidad con la que se alimenta, la profundidad del sueño, la relajación de sus intestinos. Ese rudimento sentimiento de confianza en el recién nacido exige una sensación de comodidad física y una experiencia mínima del temor o la incertidumbre  que producirá confianza hacia nuevas experiencias.

Las madres crean un sentimiento de confianza en sus niños mediante la combinación de sus propias cualidades con el cuidado sensitivo de las necesidades individuales del recién nacido, imprimiéndole un sentimiento firme de  auto confianza personal dentro del marco de sus estilos de vida cultural, esto configura la base para un sentido de identidad.
Se logra un equilibrio, el niño desarrollara la virtud de la esperanza como una fuerte creencia que le dice que siempre habrá una solución al final del camino. Entonces habrá superado equilibradamente la primera etapa, esta habilidad será utilizada en el futuro ante situaciones de desilusión amorosa, en lo profesional y en muchos otros ámbitos de la vida.


(18 mese a 3 años):
A medida que el niño crece comienza a darse cuenta de que la conducta en desarrollo es la suya propia. Entre los 18 meses y los 3 años, aproximadamente, quiere explorar el mundo y realizar nuevas proezas, incrementando su autonomía.
En estas edades se espera que el niño camine y comience a explorar su mundo. Muchas cosas llaman su atención y le invitan a tocar, conocer y buscar. Pero esta tarea no resulta tan sencilla, los padres y adultos que rodean al niño por lo general procuran evitarle peligros y le prohíben cosa; limitan y castigan lo que intentan hacer. La tendencia hacia el juego solitario o egocéntrico, el uso frecuente de la palabra mío, las dificultades que presenta el control de esfínteres a esta edad, pueden ser claros ejemplos de esa constante lucha por la autonomía.
En esta edad el niño intenta tomar posesión de las cosas con el fin de probarlas mediante una repetición hecha con un propósito determinado. Las experiencias de autonomía y libre elección han de ser guiadas gradual y correctamente. La firmeza del adulto debe proteger al niño de la anarquía de su sentido de discriminación hasta ahora poco ejercitado, de su capacidad para retener y soltar discrecionalmente. Erikson señala que todas las pautas de crianza provocan cierto sentimiento de duda y vergüenza; lo que varía de una cultura a otra es a cuales conductas se le fijan valores positivos o negativos.
Si se logra un equilibrio apropiado de desarrolla la virtud de la voluntad o determinación, sentimiento que le hace repetirse a si mismo, puedo hacerlo y que resultara de gran utilidad para la vida futura si se mantiene de forma equilibrada.

(3-6 años):
El niño entre los 4 y los 6 años (etapa preescolar), avanza rápidamente hacia nuevas conquistas en esperas sociales y espaciales. El se encuentra en este momento lleno de energía y de ganas de hacer, colocando en esta acción todo su ser., imaginación e interés. Pone a prueba sus poderes, sus conocimientos y sus cualidades potenciales, inicia nuevas formas de conducta cuyos límites trascienden los de su persona y en algunas oportunidades producen resultados inesperados y desagradables, generando culpabilidad. Esta polaridad de la iniciativa en oposición a la  pasividad o la culpa por haber ido demasiado lejos, constituye el tema fundamental de esta etapa. Es así como el individuo se enfrenta a un crisis universal descrita por Erikson como al necesidad del niño de alejarse de un apago exclusivo con sus padres y entrar en el lento proceso de llegar a ser un padre portador de tradición.
Esta fase del desarrollo se caracteriza, de acuerdo con la teoría psicoanalítica, por las complicaciones edípicas. Para Erikson cuando el niño descubre que él es importante en el contexto de un grupo familiar y puede expresar un efecto intencional, es cuando se manifiestan estos movimientos libidinosos dirigidos hacia el sexo opuesto.
(6-12 años):
Entre los 7 y los 12 años, el individuo toma conciencia de la necesidad de destacarse, de hallar un lugar entre las personas de su misma edad; por lo tanto dirige sus energías hacia  los problemas sociales que pueden dominar con éxito. El ritmo de maduración física es más lento, como si fuera necesario consolidar lo que ya se ha adquirido. El desarrollo psicológico refleja una pauta similar. Este es el periodo de  latencia en el cual se invierte la energía libidinosa en desarrollar cualidades corporales, musculares y perspectivas, así como un creciente conocimiento del mundo que cada vez cobra mayor importancia.
El niño evita constantemente el fracaso a cualquier precio es por ello tan importante aprender lo que es el sentimiento de éxito, destacarse en cualquiera de sus hábitos, deportes rendimiento académico, artes escénicas manuales. Es a esta edad cuando aprendemos a ganar reconocimiento produciendo cosas demostrando nuestra habilidad para dedicarnos a tareas y actividades determinadas.
En contraste una actitud demasiado laboriosa  puede conducir a  la tendencia mal adaptiva de vistosidad dirigida  presente en niños genios, atletas, actores y músicos. El lado opuesto posible es la inercia  presente en algunas personas que al encontrar una fuerte frustración en un área, por ejemplo los deportes nunca más vuelven a intentar incursionar en ella. Lo ideal sería llegar a un equilibrio entre la laboriosidad e inferioridad. Que cada quien  se sienta capaz de emprender cosas pero conservando ciertos grados de humildad; de ser así se habrá alcanzado al virtud  llamada competencia.

(12-20 años)
Esta fase fue la que más intereso a Erikson, quien tomo como base su experiencia personal además de la observación de jóvenes y comunidades indígenas en los Estados Unidos, para elaborar su teoría del  estado relacionado con la adolescencia. Con la juventud se inicia la adquisición  de un sentido de identidad.
Erikson señala que los conflictos del adolescente se enmarcan en la sociedad y cultura donde se desenvuelve. Identidad por tanto significa saber quiénes  somos y como encajamos en el resto de la sociedad. El desarrollo exitoso de la identidad requiere que tomemos todo cuanto hemos aprendido acerca de la vida y de nosotros mismos y lo moldeemos en un auto imagen unificada que además sea significativa para la comunidad. La experimentación sin consecuencias facilita el desarrollo de un concepto personal de lo que importa en la vida, eso es lo que se define en este estadio como identidad.
Áreas de Conflicto:
Hay algunas áreas en las que  los jóvenes deben resolver conflictos para el logro de su identidad.
 Esas áreas son:
v  Tiempo: Puede ser percibido de diferentes maneras:
1)    Flexible: muy despacio cuando hace algo que no te agrada o muy rápido cuando disfrutas.
2)    Como requerimiento inmediatista: debo lograr esto ya.
3)    Con apatía e inmovilidad desesperanza: puedo pasar largas horas frente a la TV.
v  Apariencia: el adolescente puede exhibir un aire de banalidad total dedicándose caso exclusivamente a su imagen.
v  Roles: pueden ser experimentados en contraste con las imágenes que tienen de sí mismo y del impacto que esto causa en los demás.
v  Identidad Ocupacional: la persistencia y la integración son esenciales para trazarse planes a largo plazo.
v  Sexualidad: el adolescente necesita resolver sus conflictos bisexuales y con el tiempo identificarse con su propio rol sexual.
v  Vinculación con la Autoridad: la capacidad  para dirigir o acatar normas por parte del adolescente está estrechamente vinculada con el dominio de fases anteriores.
v  Ideología y Religión: el adolescente debe seleccionar una filosofía básica, una fuerza en quien creer y una religión que le proporcione una confianza fundamental en su vida.
v  Adolescencia y Lenguaje: El lenguaje  cumple diversas funciones progresivas en el adolescente. En un primer momento, refleja la voz del pensamiento en esa interminable conversación con sus  coetáneos. Por su parte la falta de identidad puede atribuirse en lo que Erikson repudio. Estas personas se rehúsan a ser miembros formales del mundo adulto e incluso rechazan su necesidad de una identidad.
El peligro de este estadio es la difusión de roles. Cuando los cimientos de estadios anteriores no han sido consolidados se corre el riesgo de que los adultos asignen al individuo una identidad que era solo un aspecto  de su comportamiento.  Si logramos negociar con éxito esta etapa obtendremos la virtud de la felicidad que implica lealtad o habilidad para vivir de acuerdo con los estándares de la sociedad a pesar de sus imperfecciones, fallas  o inconsistencia.

(20-35 años)
Una vez superadas las crisis de identidad de la adolescencia el ser humano está listo para participar de manera plena en la comunidad gozando de la vida, libertad y responsabilidad adulta. Es decir el joven debe ser capaz de estar cerca de otros sabiendo quien es y sin miedo a perderse en esa relación. Para ellos necesita dar un poco de sí auto abandonarse en las manos del otro, ceder un poco en sus preocupaciones y metas personales su trabajo o sus estudios, sus relaciones personales y sociales, especialmente con el sexo opuesto y en el matrimonio. Todo ello con la finalidad de alcanzar idealmente la intimidad.
La tarea fundamentar de este periodo gira entonces en torno a la disposición psicológica y el comportamiento de la intimidad en pareja. Ello significa dispensarse mutua confianza y regular los ciclos de trabajo, procreación y recreación, renunciando al hacerlo a parte de los tesoros acumulados en las etapas anteriores.
Características de una Intimidad Sana, Completa y Feliz:
Una de las situaciones en las que la intimidad es imposible sin auto abandono es en la unión sexual. Erikson considera que la genitalidad debe incluir sea aspectos con el fin de lograr un significado social permanente.
Ø  Mutualidad en el Orgasmo.
Ø  La pareja debe ser un (a) compañero (a) amado (a).
Ø  Del otro sexo.
Ø  Con esa pareja se es capaz de compartir una confianza mutua.
Ø  Se desea regular los ciclos de trabajo y procreación.
Ø  Se pretende asegurar  también a la descendencia un desarrollo satisfactorio.
En este estadio se pude intentar cubrir inconscientemente la carencia de etapas anteriores, de manera que una joven que en el primer estadio no desarrollo la confianza básica necesaria para superar con éxito la crisis de ese momento, pudiese intentar resolverla en el estadio de la intimidad buscando como pareja alguien con quien ella tenga mucha diferencia de edad que en el fondo, pueda desempeñar el rol del progenitor faltante.
Características de una personalidad Madura y Sana:
Erikson señala que el joven adulto necesita sentirse integrado en sí mismo y para con su entorno, para la manifestación de una personalidad madura sana esto son:
Ø  La conciliación del orgasmo genital y las necesidades sexuales extra genitales.
Ø  La conciliación del amor y la sexualidad.
Ø  La conciliación de las pautas procreadoras sexuales productoras de trabajo.
Un exceso del sentido de intimidad y solidaridad podrá conducir a una tendencia mal adaptativa que Erikson denomina promiscuidad. Culmina exitosamente este estadio  produce  a alcanzar la virtud del amor, concebida como la habilidad de alejar las diferencias o antagonismos  a través de una mutualidad de devoción.

(35-60 años):
Es la etapa de la madurez o adultez media comprendida entre los 35 o 60 años aproximadamente, es un periodo lleno de grandes cambios en el que la tarea fundamental es tratar de lograr un equilibrio apropiado entre lo que Erikson llamó Generatividad y  la paralización o estancamiento.
Un exceso de generatividad puede desembocar en lo que Erikson llamo  sobre extensión presente en personas que se comprometen en tantas cosas que no les da el tiempo para hacer ninguna completamente. El otro extremo de la balanza es el rechazo, lo que supone muy poca productividad y bastante estancamiento. Sin embargo, atravesar  esta etapa con éxito permite desarrollar la virtud de cuidar, tan necesaria para el resto de la vida.

LA INTEGRIDAD DEL EGO VERSUS LA DESESPERACIÓN
(60 años en adelante):
De acuerdo con Erikson, en la octava etapa el individuo afronta el dilema de la integridad versus la desesperación. La integridad se refiere a la habilidad para aceptar los hechos vividos, aceptar el morir sin temor. Constituye una habilidad para integrar un sentimiento de su historia pasada con sus circunstancias actuales y visualizar el futuro sin temor.
El octavo estadio es el momento en la vida en que damos vuelta la mirada y nos evaluamos de manera retrospectiva: ¿vivimos? ¿Qué hicimos con nuestra vida? En esta etapa difícil, en el contexto de la cultura occidental, la nuestra, parecería que se espera que los de esta edad se encuentren ya de retiro, sin otra cosa por hacer más que esperar el declive natural de sus fuerzas y energías hasta llegar a la muerte.
Los cambios corporales relacionados con el envejecimiento afectan a la conducta en forma evidente  o sutil. La integridad del ego llamada también yoica, significa llegar al termino de la vida y mirar atrás y aceptar el curso de los eventos pasados, y de las decisiones tomadas. La integridad reposa en la aceptación del ciclo de vida colectiva  e individual  de la humanidad como resultado de la resolución positiva  o equilibrada de las crisis de los estadios anteriores.
La persona que culmina exitosamente esta última etapa afrontando la muerte sin temor, posee la virtud que Erikson denominó Sabiduría

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